Postparto

Laurita ya tiene 10 días. Está rica. Pero rica rica. Duerme bien, come mejor, llora cuando se hizo caca o tiene hambre o calor. Ha sido facil ser sus padres. Además tiene un olor... delicioso.

Mi Amanda y la PSU ha sido el foco de mi preocupación. Está en el filo para entrar a Psicología en la Católica o a la Chile. El martes me dijo que si no entraba a ninguna de las dos, iba a trabajar y a prepararse nuevamente. Lloré martes y miércoles. Hubiese preferido que se matriculara en una privada pero ella no, dale que una estatal. Se que es una niña extremadamente responsable y autoexigente, perfeccionista. Las mediocridades no van con ella. Quizás eso me daba rabia. Una amiga me dijo "¿qué te sorprende? Es tu reflejo". No se. El 4 de enero están los resultados.

Todo esto para graficar lo emocional y la mirada superlativa que tengo de la realidad bajo la influencia de las hormona postparto. Lloro con todo. Y más que eso, me he sentido en un estado permanente de angustia que me ha obligado a hacer un trabajo conciente acerca de mis emociones. Detenerme, ser ecuánime, ponderar objetivamente lo que siento.

Basicamente el círculo es el siguiente: angustia - análisis - meta análisis de lo que siento - "cubicación emocional" - tranquilidad. Un agote, I know, pero necesario. El postparto es un periodo intenso y revuelto y las emociones no piden permiso. Emergen. Y debo estar alerta y controlarlas yo, si no nos vamos todos -familia incluida- a despeñadero. Porque una mamá con depre y angustia compromete la salud mental de un sistema completo.

Y Pato. Coincidente con todos los pronósticos, es the best daddy ever. Y un compañero aún mejor. Cariñoso, paciente, comprensivo, conectado. Así, este periodo es más fácil. Y de eso debo estar profundamente agradecida.
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