Update

Tiempo sin escribir. Estoy con un nivel de pega bastante más acelerado que antes, con harto paciente descompensado (¿será la cercanía con la primavera digo yo?) y recuperando mis días de licencia en el Consultorio.

Santiago esta semana ha estado muy caluroso. Mucho sol y temperaturas de 26 y 29 grados. Con eso he tenido que ponerme poleritas y se me marca más la guata y eso me gusta mucho mucho.

La ecografía anterior confirmó la existencia de Laurita en un 100%. Me refiero a que no es niño. Desde ahí he tenidos sueños super raros e intensos con la guagua. Que nace y que le doy pecho y que en vez de leche me sale sangre. No tenía miedo y decidía dejarlo en secreto sin contarle al Pato ni a nadie. Supongo que me daba miedo-vergüenza de que encontraran que era una mala nodriza. Otra vez soñé que mi guagua recién nacida tenía el pelo hasta la cintura de largo. Negro y crespo, onda Illapu. La encontraba ridícula y pensaba "¿que van a decir mis amigas?". Una reflexión que no es muy frecuente en mi , eso de andar preocuoada de qué van a decir los demás.

También soñé que me casaba con el Pato. Así de blanco y con el show. Raro también, porque no soy católica y me llama cero la atención casarme con invitados vestidos como para entrega de premios Oscar, red carpet, la ilglesia y eso. Más bien haría un asado de día con piscina y niñitos revoloteando por el patio.

El departamento está cada día más armado y lindo. Todo menos la pieza de mi Laura que es la bodega de la casa. Se supone que deberíamos empezar a bajar las cajas ya que Pato terminó de hacer una repisa (que le quedó bien top a todo esto) en la bodega. Decidí que le voy a pintar la pieza y voy a hacerle dibujos en la pared. Tengo ganas de que tenga una decoración que evoque naturaleza, animales y muchas plantas y flores.

Ya. me puse al día. El miércoles cumplo 6 meses de embarazo. Qué emoción.

Pato


Este post está dedicado completamente a mi dulce compañero y papá de la Laurita.

Yo jamás en mi vida había conocido un hombre como él. Y debo admitir que he conocido bastantes. Tiene muchas cosas buenas (inteligente, cariñoso, discreto, respetuoso, leal, comprometido) pero sin duda tiene una cualidad que a mí no deja de conmoverme: su participación en las tareas domésticas. Criada yo en una familia bien machista, hombres como él no son fáciles de advertir.

Por ejemplo, Pato es quien se encarga de la cocina. Y no de esa manera como que "su hobbie es cocinar" que por lo general significa que hace platos ricos en algunas ocasiones. No. Pato es quien cocina de lunes a domingo, lava la loza, dispone de las compras, ordena y limpia. Y no contento con aquello, TODAS las comidas que sirve (las cotidianas, de lunes a domingo) son presentadas como de restaurant. Aunque sea un plato de lentejas. ¿Cómo no amarlo?

Además de todo, Pato es ordenado. Pero ultra ordenado. Todas las cosas en su lugar. Sin ser apestoso de maniático. Agreguémosle a esto que con el embarazo y la presencia de no-se-qué- hormona, mi memoria está cada vez más frágil. Tomo un vaso y lo dejo en cualquier parte. El teléfono en el refrigerador, mis remedios en la terraza. Y no es broma. ¿El?, sonríe pacientemente, recoge mis olvidos, ordena mis desastres. Porque además estoy más torpe. Se me caen los vasos, la comida y los papeles.

Con esto de mi reposo absoluto (y mi vida como en un "Reality" como me dice la Amanda, porque estoy encerrada y observada) Pato es quien ha tenido que hacer todo. Y lo hace feliz. Se levanta al alba, hace desayuno, se ducha, ordena, deja encaminado el almuerzo y se despide con un beso antes de ir a dejar a la Mandi al colegio. Me escribe mensajes cariñosos por messenger y llega a la 1 a ponerse delantal y traerme almuerzo gourmet. Con todo esto, ¿es posible no amarlo?
Por esto, y por mucho más, este post va dedicado a ti.