Reposo Absoluto

Me quedé helada. Fuimos al doc y resulta que tengo que hacer reposo EN CAMA por 12 días. No lo puedo creer. Nunca había tenido una licencia tan larga. Además de tomar antibióticos y otros remedios.

Bordaré, leeré, y me veré toda la temporada de True Blood. Mi serie preferida por estos días. No siempre se tiene la oportunidad de hacer reposo obligado.

Susto

Ayer había tenido un día redondito. Pacientes hasta las 10 y luego reunión con el equipo del Chile Crece Contigo revisando estadísticas, riéndonos y hablando de los miles de casos que atendemos.

A las 16:30 voy al baño y me doy cuenta que estaba sangrando. Bastante.

"Voy a llamar a la matrona, Pato viaja a Concepción, voy a llegar a la casa, esperar que se vaya tranquilo y me voy a la clínica". Bajé y me fui donde la Natalie, la matrona de mi equipo, le conté y me dijo: "ándate a urgencia. De inmediato". Me dieron ganas de ponerme a llorar, todos se preocuparon, me fueron a dejar al auto. Llamé al Pato para contarle y que nos encontrábamos allá.

15 minutos me demoré desde Independencia hasta la Alemana. Lloraba por el camino, tenía contracciones que me dolían. Le hablaba a la guagua, que por favor se quedara, que la quería conocer, que no se fuera de mi.

Llegué llorando, y me estacioné al lado de las ambulancias. El guardia llamó a un camillero que me llevó en silla de ruedas hasta el cuarto piso y me dijo que le dejara el auto, que él se encargaba. Llanto y más llanto. El Pato no llegaba y yo no paraba de llorar. "Todo va a salir bien, dígale que no se apure, que no salga todavía, me decía". Apareció mi Pato tranquilizador. Entramos, me acosté en la camilla y sólo me hacía cariño, me miraba y me susurraba que todo iba a salir bien, que no era necesario angustiarme.

Llegó el doc de urgencia, sólo quería que me hiciera la ecografía y ver que mi guagua estaba bien. Y así lo estaba. "Latidos perfectos, se está moviendo, está muy bien". Respiramos aliviados. "Fue un desprendimiento de un trocito de la placenta. Reposo y mañana a ver a Mayerson".

La sensación de posibilidad de pérdida fue espantosa. Pensaba en qué pasaría si la perdía. Si la Laurita se nos iba tan chiquitita. De su pieza. De su nombre. De todos los recuerdos que ya hemos creado de ella, las imágenes en nuestros brazos, la juguera que compramos para hacerle comida. De sus zapatitos. De mi cuerpo cambiado para ella. De mi corazón más grande. De las manos de mi Pato cuando tocan mi guata.

Pero no. Ahí está y sólo nos hizo pasar un susto. Con 25 cm. ya me hizo llorar de miedo.

And she moves

Desde hace 1 semana exactamente que la Laurita se mueve. Y no poco.

El día antes de la mudanza, el día mismo del cambio, mientras estoy con pacientes, cuando alego con la vendedora de las cortinas, cuando el Pato se enoja porque algo no le resulta. Se mueve siempre. Una noche desperté sólo con sus movimientos.

Es rico sentirla, pero es rara la sensación.

Ya me levanto menos al baño por las noches, pero en las mañanas mi vejiga es un desastre. Cero capacidad de contención. Me aburre y me da frío, especialmente en el consultorio. Porque hay que decirlo: es bastante ridículo salir del baño, llegar a mi escritrio y volver a tener ganas de ir. Inmediatamente. Y cuando voy, hago como si no hubiese hecho como en 3 horas.

Resumen: feliz porque tengo más guata, porque se mueve y porque estoy en casa nueva.

17+1

Aún con poca guata.

Hoy es feriado y con Pato igual nos despertamos a las 6. Qué rabia que nos da. Fines de semana, y feriados despertándonos al alba aún sin despertador.

A las 9 nos entregan unos muebles de la cocina que mandamos a hacer y vamos a pintar entre todos la pieza de la Mandi.

Mi desayuno es un pan pita con tomate y quesillo y 1 té. Quiero comerme una marraqueta con mantequilla y queso. En el control pasado subí 1 kilo y medio, Mayerson me "retó" y me dio rabia.

Igual ando feliz. Comiéndome mi fruta, mi barrita de cereal, la leche, el pescado, la lechuga y el tomate. Puedo comer variado y sano. No tengo náuseas y me gusta toda la comida. Tengo mi refrigerador lleno, conozco lo básico de nutrición y tengo los medios para comprar comida rica y de bajas calorías. Con el embarazo y el Chile Crece Contigo me he vuelto ultra conciente de las condiciones en las que vivo.

¡Asómate rápido!

Mi guata

Quiero tener más guata de la que tengo.

Aunque crece cada día, se siente un bultito más grande, quiero verme como las embarazadas que esperan en la consulta del doc.

Ayer fuimos donde Mayerson y me preguntó si te sentía y le dije que no. Se supone que ya debiera empezar la actividad la semana 18. Tengo 16. Estoy bastante ansiosa.

Ando de mejor ánimo que nunca. Feliz. Me acompaña durante todo el día una "felicidad basal" que me deja inmune a cualquier angustia, miedo o mala onda.

Tu papá hoy va a firmar la escritura del departamento nuevo y estamos tan contentos. Vendimos el comedor, el refrigerador, living, comedor. A las 10.30 me junto con una persona que nos va a hacer una asesoría de fengshui. Qué entrete.

El día está frío e iluminado. Cielo azul, mucho sol. Días de invierno soleados, ideales para caminar junto a ti, calientita en mi guata.

Privilegiada

Hace algunas semanas había ido a hacer una visita domiciliaria a la casa de una pacientita peruana de 6 años, su hermanito de 3 y su mamá embarazada de 7 meses. Tuve que contenerme las lágrimas durante la hora que estuve ahí y escuchar a esa mamá decirme que nunca había estado "ni con 100 pesos en los bolsillos" para darle comida a sus hijos. Dormían los niños en una colchoneta de 5 cm de espesor en un suelo duro y húmedo, cubiertos por chaquetas y ella con su pareja en la cama de 1 plaza, que se iban turnando para que también los chicos pudieran dormir en algo más abrigado.

Salí de ahí y en el camino a la casa llamé al Pato y me puse a llorar. Confundida, con una mezcla de emociones que pasaban por la compasión más absoluta, el agradecimiento de no pasar por eso, la rabia-culpa de sentir que yo tenía tanto y ellos tan poco.

Hoy, fui a ver una mujer peruana embarazada de 3 meses y su hija de 4. Si la casa anterior me dejó helada, esta superó todo lo que había visto. Colchoneta de espuma, suelo de tierra y sobre éste una alfombra húmeda. Perros dando vuelta y una madre anestesiada por la miseria. Sin cuestionamiento, sin queja, sin pedir ayuda. No se si lo más terrible fue ver la pobreza o la actitud de esa mamá desvitalizada.

Me volví a mi casa. Agradecida. Agradecida de tener lo que tengo. Del calor del abrazo de mi Pato y mi Amanda. De la comida y de la estufa. Agradecida de tener este trabajo que me permite ecualizar mi mirada y darme cuenta de que soy privilegiada y que sólo debo agradecer. Agradecer y ayudar a quienes están en una situación desventajosa, vulnerados en sus derechos.