Haití

Hace unos días, me sentía completamente disociada respecto a lo que ocurría en Haití. Me daba rabia que me bombardearan de imágenes de miseria, hambruna, vandalismo, destrucción. Especialmente de niños. Yo que estaba disfrutando de mi maternidad, así que cambiaba el canal para mirar cosas más agradables.

Ayer en la noche, en una de mis despertadas con Laurita, vi un reportaje de los orfanatos en Haití. Lloré mientras veía las imágenes de bebés, niños de una edad inimaginable, desnudos, pidiendo comida, pidiendo agua. Miré hacia abajo y vi a mi Laura tomando papa, feliz, calientita, rodeada de amor. Me inundó una pena indescriptible. En especial cuando los médicos chilenos hablaban de lo que más les impresionaba era de la tolerancia al dolor de esos niños y como, luego de acudir a los hospitales de campaña a curaciones de múltiples heridas, no lloraban. Ni se quejaban.

Ahora, con un sueño que me recuerda hace un par de años cuando dormía 5 horas diarias entre trabajo y estudio, tentada de quejarme, se me agolpan los ojos de una niña sentada en una camilla, mientras el médico aseaba una tremenda herida en un pie. Lo miraba a los ojos, sin llanto. Sin pena. Sin dolor. Sin la esperanza de alivio.

Y yo, quejándome porque no dormí de corrido.

Las caras de Lau


En coma lácteo.

Bañándose, mirando al papá.

El primer cara a cara con papá.


Su bostezo delicioso


Otra en coma lácteo.


Su cara cuando está aburrida, tiene caca, calor o hambre.


Cara de maña.
Sin duda, su expresiín más típica, desde el primer día que llegó a este mundo.
Una de las cosas complicadas de la maternidad es tener que lidiar con emociones encontradas, vale decir, que coexisten temporalmente y que hacen que este estado de post natal sea aún más dificil de comprender por quienes no pasan por él.

- Ganas de estar fusionada y pegada a tu guagua, besándola, acurrucándola y al mismo tiempo, de salir a la calle sola, caminar con autonomía, diponer de tu tiempo.
- Querer que tu gente, amigos, familia te llamen a cada rato para saber de ti y al mismo tiempo, ganas de estar sola. Sola sin nadie a tu alrededor.
- Cuando está despierta mucho rato, ganas de que se quede dormida para hacer tus cosas. Cuando está durmiendo, ganas de que se despierte para jugar con ella.

Eso entre otras cosas.

Ayer vinieron amigas del consultorio a verme en la tarde. Como 3 horas acá. Fue exquisito conversar de otra cosa que no fuera guaguas y pañales y enterarme de copuchas. Saber de ellas y dejar a un lado el egocentrismo que a una la invade (y de la cual facilmente se acostumbra). Cuando se pasan semanas donde la gente te pregunta "¿cómo estás? ¿cómo fue el parto?, ¿cómo está Laurita?" es fácil quedarse pegada en la autorefrencia.

Así por estos días. Laurita está cada día más rica.

La Laura suena

Suena cuando come y hace "mmm, haaa, eeee".
Suena cuando duerme "waaaa, emmmm, ggggggg".
Suena cuando le cambian el pañal. "mmmbuaaaa, guaaaa, emmm"

En fin, suena siempre. Me encanta, pero cuando suena en la noche, no me deja dormir. Es decir duermo, pero duermo pésimo.

La maternidad es dura.

Hoy

Amanda no quedó en la PUC. Ni en la Chile. Quedó en la U de Conce, pero no se va a ir. Yo no quiero. Creo que ella tampoco. LLoré yo, lloró ella.

Todavía me pregunto ¿por qué me duele tanto? ¿mi autoexigencia que se la traspaso? Sólo quiero verla feliz. Aunque a veces es imposible no querer estar orgullosa de los logros de ella. ¡Cómo si ella debiera lograr cosas para que YO me ponga contenta!

Quizás este tiempo sea de aprendizaje. Necesario pra ella, necesario para mi. De reflexión, de humildad, de aumentar la tolerancia a las frustraciones. De menos autoexigencia, más apertura, más disfrute. De desarrollar otras áreas, más allá de las académicas.

Por eso, para este 2010 pido:
La serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar.
El valor para cambiar aquellas que puedo.
Y la sabiduría para conocer la diferencia.