Hoy

Amanda no quedó en la PUC. Ni en la Chile. Quedó en la U de Conce, pero no se va a ir. Yo no quiero. Creo que ella tampoco. LLoré yo, lloró ella.

Todavía me pregunto ¿por qué me duele tanto? ¿mi autoexigencia que se la traspaso? Sólo quiero verla feliz. Aunque a veces es imposible no querer estar orgullosa de los logros de ella. ¡Cómo si ella debiera lograr cosas para que YO me ponga contenta!

Quizás este tiempo sea de aprendizaje. Necesario pra ella, necesario para mi. De reflexión, de humildad, de aumentar la tolerancia a las frustraciones. De menos autoexigencia, más apertura, más disfrute. De desarrollar otras áreas, más allá de las académicas.

Por eso, para este 2010 pido:
La serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar.
El valor para cambiar aquellas que puedo.
Y la sabiduría para conocer la diferencia.
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