37 semanas

Ha pasado el tiempo y ya cada vez queda menos. Ando ansiosa como pocas veces, duermo mal, sueño cosas desagradables con la Laura (que la tengo en el baño, que no le llevo ropa a la clínica y está envuelta en sábanas). Mi guata está grande "pero decente" como me han dicho por ahí, he subido 9 kilos y estoy en esa fase en que tengo que elegir si como o respiro, porque la Laurita me presiona el diafragma y mi capacidad abdominal está reducida a la mitad.

Con Laurita on board en el recital de Perales.

Mi Amandita dio la PSU el 30 de nov y 1 de diciembre y se licencia el 16. Otro foco de preocupación, porque para ese día tendré 39 semanas obviamente quiero estar presente para ese día. Me he sacado la mugre trabajando para educarla y sería bien atroz no poder acompañarla.
Salí de prenatal hace unos días (pseudo prenatal mejor dicho, porque sigo con la consulta y no me pagan ni uno porque soy honorarios) y me he sentido mas reposada, porque los últimos días me cansaba hasta hablar.

Le estoy terminando de pintar un mural a la Laurita en su pieza que me está quedando ma-ra-vi-llo-so. Pato le pintó una flor que quedó bella. Llegó su mudador y lo más lindo es la cunita: es la misma que ocupó mi Pato cuando nació, está pintadita de blanco y se ve taaaan dulce. Parece como de cuento.

Pero creo que en este embarazo lleno de paz que he tenido, una de las cosas que más me han emocionado ha sido la cita con Anita, la matrona asignada. Estuvimos casi 45 minutos con ella hablando del apego y puras cosas entretenidas, yo sentadita en un sillón con mi guata monitoreada. Laura nada. No se movía, y sus latidos no superaban los 140. Anita me apretaba la guata "uy que está floja esta Laurita" decía y ella nada, muy quietita. Al minuto 30, Pato decide hablarle... ¡y su corazón se disparó! subió a 150, 160, 165 fue tan impresionante que de sólo acodarme se me llenan los ojos de lágrimas de nuevo. ¡¡¡Liiiinda!!! reconocía la voz de su papá y se le aceleraban los latidos.

Aquí se ve el cambio de cómo venían sus latidos y la diferencia cuando Pato le habla.


Ese es él. Mi Pato. El papá de la Laura. Cercano, comprometido y 100% presente en la vida intrauterina de su hija. Tanto, que a veces me conmueve. No podría haber alguien mejor y Laurita es una bebé afortunada. Gracias a la vida por eso.

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